En el desarrollo natural de nuestras vidas, todos pasamos de la dependencia pasiva, cuando somos bebés y niños, a la independencia activa de la fase adulta. En medio de ese camino nos encontramos con la adolescencia.
Es un período de transición entre la niñez y la etapa adulta en la cual se producen cambios importantes a nivel físico, psicológicos y conductuales. En el caso de las personas con síndrome de Down, muchos padres se preguntan cómo será la adolescencia de sus hijos e incluso algunos piensan que sólo presentarán un crecimiento corporal, pero esto no es así. La adolescencia de las personas con síndrome de Down es semejante a la de los demás jóvenes.
Los adolescentes con síndrome de Down tienen los mismos problemas que cualquier otro adolescente: la percepción de los cambios, una cierta confusión, el deseo de reforzar su propia identidad, la necesidad de autoestima, la rebeldía frente a la imposición, el deseo de pertenencia al grupo, la necesidad de expresar su afecto y de sentirse querido, el afán de independencia y de alcanzar su plena autonomía, el sentimiento de competencia y el sueño de sus proyectos. ¿Creemos realmente que son totalmente diferentes a los adolescentes que fuimos nosotros?.
En innumerables ocasiones se justifica el comportamiento de los hijos aludiendo tanto a la adolescencia como a la pubertad, pero aunque ambas etapas se encuentran relacionadas, no son lo mismo.
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